Introducción al Lienzo de Quauhquechollan

El Lienzo de Quauhquechollan es una pintura náhuatl del siglo XVI, en la que los indígenas quauhquecholtecas dejaron plasmada su visión de la conquista española. En 1520, los habitantes de la comunidad náhuatl de Quauhquechollan se aliaron con Hernán Cortés y participaron después como co-conquistadores en las campañas militares de los españoles, a cambio de ser liberados de la opresión mexica. Hasta hace unos años se creía que en la pintura se describía la región central de México. Un estudio de la arqueóloga holandesa Florine G. Asselbergs reveló que gran parte de los territorios que aparecen en ella pertenecen a Guatemala. El Lienzo no solo es una de las pocas fuentes que existen sobre las expediciones de Jorge de Alvarado, sino también el primer mapa geográfico que se conoce de nuestro país. En él se narra la historia de una migración que transformó la identidad de todo un pueblo: una historia de vencedores y no de víctimas; de conquistadores que antes de serlo, habían sido también conquistados ellos mismos.

Lienzo original

Se trata de un documento pintado por y para los habitantes de Quauhquechollan. Pertenece a un género prehispánico, cuya lectura tenía un carácter muy particular. En lugar de ser leídos e interpretados en silencio, los lienzos se presentaban durante un ritual comunitario, respaldados por una narración de viva voz. Debido a ello se conocen como historias cartográficas.  Se denominan lienzos cuando la historia contada se plasma en telas de algodón. La diferencia más importante con los mapas contemporáneos es que, entre los indígenas de aquel tiempo, la geografía era inconcebible sin la historia. El Lienzo de Quauhquechollan destaca por su tamaño y complejidad iconográfica: mide 2.45 x 3.20 metros y parece haber sido creado por un equipo de hábiles artistas náhuatl, los tlacuiloque, que narran pintando la transformación sufrida por su pueblo a raíz de la emigración hacia territorio guatemalteco.

Pieza E

Para acabar con el dominio k’iche’, Jorge de Alvarado emprende tres campañas militares: una en Atitlan, otra en Chichicastenango y Utatlan, y la tercera en Olintepeque y Quetzaltenango. Derrotados los k’iche’s, el ejército de los aliados parte en dirección al Oriente, donde se enfrentará al señorío kaqchikel de Chi Xot (Comalapa). A lo largo de estas rutas, los quauhquecholtecas comercian con los habitantes locales.

El ejército de los aliados recorre el territorio k’iche’ de Q’umarkaj. No era la primera vez que un grupo de españoles llegaba a estas tierras. En 1524, Pedro de Alvarado había ordenado la quema de los señores Oxib’ Kej y B’elejeb’ Tz’i. Los k’iche’s jamás olvidaron este cruel acontecimiento.

Pieza K

Conquistar las tierras del Norte requirió nuevas y sangrientas campañas militares. Así, el ejército de los aliados llega al territorio kekchi de Rab’inal (Tequicistlan), y luego a Panacal, Mazatenango, Cubulco y Teculutlan. Con el tiempo, estos lugares adoptaron el nombre de Verapaz. Su última misión fue en Los Cuchumatanes, donde el ejército de Alvarado peleó contra los pobladores de la región.

Pieza G

Los enfrentamientos no terminan con la derrota de los kaqchikeles. De hecho, el ejército de Jorge de Alvarado libra una batalla contra el señorío pokomam en Petapa, otra en la región de Tzonteconapan, y otra contra los aguerridos pobladores de una ciudad amurallada, bordeada por un río, en la región de Xilotepec (Mixco Viejo).

Pieza A

Para librarse de la opresión mexica, los habitantes de Quauhquechollan tienen una sola salida: unir sus fuerzas con el ejército español. A cambio, Jorge de Alvarado les pide apoyo para las campañas militares que emprenderá en el Sur. Como símbolo de esta alianza, el escudo de la Corona española se transforma, incorporando en un águila bicéfala las cuatro casas principales de los señores de Quauhquechollan.

Pieza D

Jorge de Alvarado y sus aliados establecen una base estratégica en la ciudad de Xequique (Olintepeque), a orillas del río Samala. Los quauhquecholtecas celebran, al compás de sus tambores, una de sus danzas rituales. Desde allí, el ejército se desplaza hacía el territorio conocido como Chwi Miq’ina (Totonicapan), gracias a los tamemes que llevan a hombros todo el equipo.

Pieza J

La fundación de una nueva ciudad dejará una huella profunda en la vida de los quauhquecholtecas. Para celebrarlo, danzan jubilosos al ritmo de sus instrumentos. Su identidad se ha transformado. Ya no son los indígenas subyugados por el poder mexica, sino conquistadores. Para dejar consignado este hecho en la historia, los tlacuiloques, o pintores nahuatl, comienzan a pintar un lienzo, en el que narran la migración desde Quauhquechollan hasta Almolonga.

Pieza I

Al este de Alotenango, cerca de un volcán, los conquistadores libran una batalla más contra los kaqchikeles. Luego se dirigen a Quilizinapa, donde encuentran otro mercado y un comercio floreciente. Los aliados no van solos. Les acompañan los tamemes y un esclavo de piel negra. Cuando regresan a la región de Almolonga, Jorge de Alvarado, a imitación de su hermano, funda la segunda ciudad de Santiago.

Pieza B

El nuevo ejército de españoles y quauhquecholtecas parte hacia el Sur. El capitán Jorge de Alvarado encabeza la expedición, junto a otros dos españoles y a los cuatro señores principales de Quauhquechollan. El ejército recorre los territorios de Soconusco y Tehuantepec, en México. Alvarado envía espías quauhquecholtecas para investigar la región en la que se adentran.

Pieza C

Al llegar a Retalhuelu, territorio de los k’iche’s, el ejército de los aliados pisa suelo guatemalteco por primera vez. Luego recorre los territorios de Xetulul (Zapotitlan), Cotz’ij (Xochitepec) y Xe Lajuj Noj (Quetzaltenango), lugar conocido por un colorido mercado de plumas. Sin embargo, el cansancio y la frustración llevan a un grupo de españoles a rebelarse contra su autoridad militar.

Pieza F

Los españoles y quauhquecholtecas llegan a la región kaqchikel de Pokob’ (Chimaltenango), en el corazón de Guatemala. Por su importancia comercial, a este lugar se le conocía como el Valle del Tianguecillo. Vencer a los kaqchikeles no fue fácil. Muchos soldados españoles y sus caballos murieron en sus ingeniosas trampas: hoyos profundos, de cuyo fondo emergían estacas puntiagudas. Eventualmente, los señores principales kaqchikeles, Sinacan y Sequechul, tuvieron que huir y esconderse en el bosque durante 1,900 días. Después de estas batallas, los aliados se dirigen a Tzacualpa, en el Valle de Bulbuxya (Almolonga). En esta zona se encontraba la ciudad de Iximche, quemada por Pedro de Alvarado en 1524, para fundar allí la primera ciudad de Santiago.

Pieza H

Jorge de Alvarado y su ejército se dirigen a Pochutla, tierra de los kaqchikeles, donde hay otro colorido mercado. Los kaqchikeles que sobreviven a la guerra no logran salvarse. Como castigo, Alvarado los persigue y los deja a merced de la voracidad de unos perros feroces.

Los aliados llegan a Panatacat o Atacat (Escuintla), donde se libra una cruenta batalla contra los pipiles. En conmemoración de los hombres que murieron en ella, los quauhquecholtecas celebran una danza ritual. Después los aliados regresan a Chimaltenango por el camino de Alotenango.